Toda la comarca del Valle del Henares fue conquistada a los árabes por las tropas cristianas en tiempos del rey castellano-leones Alfonso VI, como avanzada a la conquista de Toledo. Congostrina tiene sus orígenes en el movimiento repoblador de la zona que se llevará a cabo inmediatamente después de la conquista. Se emplaza entonces en torno a una pequeña iglesia de origen románico en la mitad de la ladera norte del Pico de los Lobos (aunque la tradición apunta a que su ubicación primera estaría unos quinientos metros más al Oeste, en un pequeño páramo que da vista al río Bornova -pobo de Santa Cecilia- y, por tanto, más cercana al mismo que en la actualidad), como aldea perteneciente a la Corona e integrada dentro del "Común de villa y tierra de Atienza".
Los Reyes Católicos segregan definitivamente la aldea junto con todas las del valle del río Bornoba que conformaban el sexmo del mismo nombre, de Atienza, para entregárselas al Cardenal D. Pedro González de Mendoza, hijo de D. Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana que las incluirá en el "Común de villa y tierra de Jadraque" formando parte del legado que dejará a su hijo D. Rodrigo Díaz de Vivar como marqués del Cenete y conde del Cid.
Muerto D. Rodrigo, todos sus títulos y tierras pasarán a sus primos los duques del Infantado, con lo que Congostrina pasará a depender de los mismos hasta la desaparición de los señoríos a comienzos del siglo XIX.
Entre los aspectos propios de la localidad, hemos de destacasr como elemento más significativo su iglesia. De pequeñas dimensiones, atendiendo a la realidad histórica del pueblo, ha sufrido varias reformas desde su origen románico rural hasta adquirir la forma actual con elementos góticos y renacentistas. Estas reformas no han afectado a su espadaña, situada en el muro de poniente, elevada, bien proporcionada, con un remate triangular y dos vanos para las campanas.
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